domingo, 28 de febrero de 2010

Porque son ellos los que tienen que hablar

No entiendo no entiendo no entiendo.

Primero se hacen los que no te ven, los que no se emocionan de verte, los que no han estado en sus momentos de soledad esperando saber de una, los que te ven como una buena amiga más, los que quieren hacer como que te perciben como una mujer pasajera...

Pero una sabe que no es así. Bueno, he aquí la respuesta a la pregunta:

¿Entonces por qué si ya sabemos lo que sienten no hacemos algo?

R: Porque esperamos que ellos lo hagan, porque si no son capaces de luchar por algo tan sencillo, fácilmente podremos creer que les falta carácter o decisión para otras cosas más difíciles de la vida. Queremos un compañero que no tenga miedo de sentir, ni de admitirlo, pues la vida es hermosa, pero en la realidad se puede tornar TAN difícil, que tener a alguien que ni siquiera puede tomar el teléfono y decir: me importas y te quiero, pues por supuesto que pensaremos que en lo demás serán también incapaces, es algo como instintivo.

Así de simple, señoras y señores. Y de aquí en adelante, nada de esperar... que el que quiere algo lo puede conseguir.

martes, 2 de febrero de 2010

Señales inequícovas

Como dice don Juaneggs "La vida tiene un sólo aviso..." No están ustedes para saberlo, pero yo sí, para contarlo...
Caminaba de regreso a mi jacalito, me acercaba a cierta "bajada", escuchando música con mis fantabulosos agrífonos, cuando de repente escuché una voz que me dijo: "¿Quieres ride?" y descubrí a un ñor [típico: bigotón, medio "werito", camisa de mezclilla...] trepado en una lobo oscura.
Se llama Ramón, tiene 54 años. Está casado, pero a su mujer ya no la quiere, tienen 2 años separados, pero no están divorciados legalmente porque su mamá no soportaría la noticia. Dice que si quiero me presta su camioneta, que nada más no diga que es suya. Creo que fue una suerte conocerlo, si hubiera traído la música más fuerte, tal vez no lo hubiese escuchado, y la felicidad [una vez más] me habría pasado de largo...

Sí, eso pasó. No dudéis de mis palabras...

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Entonces, hice mi cara de: "p. u.!!!" y seguí caminando como si mi mochila (con laptopinside) y mis 3 bolsitas de víveres no pesaran. Entonces, ya en la "bajada", me orillé a la orilla donde los car-drivers me ven más fácilmente, pero resulta que la orillita esa está tapizada de hojitas secas, y que en una de esas, me di senda resbalada... y que estiro la manita para agarrarme de lo que se pudiera. Y sucede que lo más accesible era una malla metálica [picudita y todo], de modo que además del susto, la lastimación de mis rodillas-tobillos, me rasguñé mi manita de puerco...

Mi vida pudo haber cambiado... y lo dejé alejarse... jaja