lunes, 6 de junio de 2011
lunes, 2 de mayo de 2011
soñé que meditaba, más o menos.
lunes, 4 de abril de 2011
Poema impaciente (Emilio Ballagas. Cuba)
¿Y si llegaras tarde,
cuando mi boca tenga
sabor seco a cenizas,
a tierras amargas?
¿Y si llegaras cuando
la tierra removida y oscura (ciega, muerta)
llueva sobre mis ojos,
y desterrado de la luz del mundo
te busque en la luz mía,
en la luz interior que yo creyera
tener fluyendo en mí?
(Cuando tal vez descubra
que nunca tuve luz
y marche a tientas dentro de mí mismo,
como un ciego que tropieza a cada paso
con recuerdos que hieren como cardos.)
¿Y si llegaras cuando ya el hastío
ata y venda las manos;
cuando no pueda abrir los brazos
y cerrarlos después como las valvas
de una concha amorosa que defiende
su misterio, su carne, su secreto;
cuando no pueda oír abrirse
la rosa de tu beso ni tocarla
(tacto mío marchito entre la tierra yerta)
ni sentir que me nace otro perfume
que le responda al tuyo,
ni enseñar a tus rosas
el color de mis rosas?
¿Y si llegaras tarde
y encontraras (tan solo)
las cenizas heladas de la espera?
jueves, 4 de noviembre de 2010
Feliz día, brujas :D
domingo, 26 de septiembre de 2010
Cuando te encuentre.
domingo, 19 de septiembre de 2010
Fantasmas en mis suenos
Bueno ahora quiero escribir mis suenos que he tenido, porque es la manera de más o menos llevar un regsitro de las cosas que me han pasado. Como saben, en el DF pasé por muchos de estos fenómenos.
Aquí en Québec me quedé a dormir en casa de una amiga francesa, más bien un depa de dos recámaras. Era su primera noche ahí, por lo que un amigo mexicano "lo estrenamos" junto con ella.
Esa noche soné que un chavo me decía que su padre lo golpeaba y que se sentía muy mal por eso, que ya no quería vivir. Abro los ojos, despierto, los vuelvo a cerrar. Siento cómo alguien como agazapado empieza a gatear sobre mí. Será Sergio -pensé- que seguro me quiere asustar. Abro los ojos. Sergio duerme y mi corazón palpita a mil. No pude dormir más por lo que cerraba los ojos de repente, luego los cerraba.
Al día siguiente, al mediodía, le cuento a Sergio lo que sonié y vi, sin que nos escuche Sousou, que es quien renta ese departamento. "Qué raro" me dice Sergio, yo también durante la noche tuve la sensación de que alguien adulto estaba junto a la cama, mirándome.
No dijimos más.
Ayer, de nuevo. Estoy sonando, pero siento que no es así. En el suenio, estoy con mi mamá y mi tía tomando un café. Mi mamá siente un escalofrío en el brazo y dice "ay, no otra vez de nuevo", pero no ve nada. Yo sí puedo ver, es un ninio chiquito, que juega y de repente toca a mi mamá. Es blanco, pequenito, sonriente. Tiene el pelo como de honguito. Empiezo a hablar con él.
- Hola. Estás jugando?
-Sí.
-Cuántos anios tienes?
- 35.
- Mmmmh... Hace cuánto que no ves a tu mamá?
- 32 anios.
-Sabes por qué es tanto tiempo?
- No.
-Sabes que tal vez estás muerto?
Hace una mueca como expresando que no entiende lo que le dije. Trato de pensar en una manera de explicarlo, pues tiene la madurez de un ninio de tres anios.
- Mira, ves que los árboles son verdes, tienen hojas? Es porque están vivos. Pero si los sacas de la tierra, entonces mueren, se hacen secos, ya no tienen hojas. Quizá es lo que te pasa a ti, pero no lo sabías.
En eso, una puerta se abre a mi derecha, pero yo no puedo ver, me volteo de espaldas. El ninio no está más ahí. Él se fue.
Despierto, mi corazón late aceleradamente y siento mucho miedo. Tengo muchas dudas de lo que pasó en el suenio, porque lo sentí más real que cualquier cosa cotidiana. Mi roomie me dice que ella también llevaba dos noches sonando un nino, pero lo relacionaba con el embarazo de su hermana. No alcanza a recordar la cara del nino, y dice que no habló con él.
Lo curioso es que antes de que pasara este suenio, yo estoy en un cuarto, que sólo tiene ventanas en la parte superior. Estoy acostada y entra Kuruni, como flotando, y me pregunta que si estoy bien. Le respondo que sí, que estoy bien, pero estaba asustada porque en la ventana veía pasar siluetas de duendes... que corrían. Después entra Karabah, quien sólo revisa el cuarto y después hace como muchos movimientos, pero no me habla.
Creo que ésa es la recámara donde voy a vivir, porque las ventanas eran así, porque está en un tipo departamento subterráneo.
No sé qué signifique todo esto, pero tenía ganas de compartirlo. Creo que ya lo haré más seguido.
lunes, 30 de agosto de 2010
Hay palabras, pero hay brujeria también
No importa que me digas que no.
O que no me digas nada.
Yo sé que es un SI todo el tiempo.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Oración para sentirse mejor
miércoles, 21 de abril de 2010
La casa del espejo.
Recuerdo tres cosas de esa casa de asistencia: la viejita intensa dueña de la casa, el llanto de un perro y un espejo.
Llegué a ese lugar a compartir renta (y cuarto) con mi amiga Isis, mientras pasábamos nuestro semestre de prácticas en un pueblo. Aunque teníamos distintos horarios (ella salía más temprano mientras yo ñoñeaba con la tesis o platicaba largo y tendido con un amigo de ojos bonitos) me tranquilizaba mucho tener a alguien conocido en mi vida. Sobretodo en aquél lugar dónde no había nada interesante además de mi trabajo y todo estaba cerrado los domingos.
De vez en cuándo oía a un animal llorar. Yo iba saliendo de una racha que casi me lleva al psiquiatra, entonces asumí que tal vez mi estrés, mi cansancio y mi necesidad de atención y afecto lograron hacer que imaginara ruiditos de nuevo. Temía mucho descontrolarme así que no dije nada. No tenía mucho caso de cualquier modo, ya que –a excepción de los fines de semana- era raro encontrarme allí.
Isis es una buena cuenta cuentos. Podía empezar a contarme sobre los chismes de quién se acostaba con quién en nuestra “universidad chica infierno grande” y terminar platicándome una película. Entretejía las historias sin darse cuenta y, dos horas después volvía a su cuento original. Yo le ponía toda mi atención excepto cuándo nos quedábamos platicando de noche en la cocina de la casa.
La dueña era una viejita costurera, por lo que no me pareció raro que tuviera un espejo de cuerpo entero en la sala, al lado de la puerta. Era de madera oscura pero muy cuidadito, sin adornos. Isis me hizo notar que estaba acomodado de tal manera que la señora (que era una viejita intensa y tacaña) desde su máquina de coser pudiera vigilarnos en la cocina o en la sala. Sin embargo, esas noches que yo me quedaba cenando con Isis y platicando hasta madrugada, a pesar de que la señora no estaba allí yo me seguía sintiendo observada.
Mi rutina en esa nueva casa se generó rápido, y siempre se me olvidaban mis miedos tontos hasta que llegaba a la casa. Así llegara a las diez de la noche o a las dos de la mañana, siempre estaba todo oscuro. La señora nos insistía mucho que la última pusiera la cadena y siempre que me daba la vuelta tenía la tentación de verme de reojo en el espejo. Me entraban unos nervios espantosos y me subía las escaleras corriendo (pero en silencio porque la señora en todo estaba).
Un fin de semana de aquellos, desayunando, volví a escuchar al animal llorar. Isis me dijo: pobre perrito, ya tiene mucho llorando. ¿Te deja dormir? (o sea, no estaba loca, si existía un llanto). Nos subimos a la azotea a buscarlo y allí estaba: un cachorro grande con los ojos tristes en un techo. Lo miré y le pregunté ¿Porqué lloras? Sentí mucha tristeza y una lágrima salió por mi mejilla. El perro se quedó seriecito. Estaba lejitos pero pude ver sus ojos y percibí que se sentía solo. No lo volví a escuchar llorar y aunque siempre tuvimos la espinita de buscar la casa para ver si le faltaba algo no recuerdo porqué no lo hicimos.
Pero como que se me quedó que no imaginaba cosas y me sentí más envalentonada para enfrentar cualquier cosa rara que volviera a percibir. Otra de esas noches mientras Isis me contaba completita la película del Hombre Bicentenario volví a percibir el espejo detrás de ella y me animé a mirar. Y vi una sombra reflejada. Allí estaba asomándose por el lado derecho. Quise encontrarle forma a cualquier luz o sombra que estuviera haciendo efecto pero no había nada, y esa cosa se movió y yo la vi y supe que vio que la vi. Entonces me quedé como friqueada. Pero no dije nada.
Para mi suerte, Isis también era perceptiva y tenía un background que la hacía creer. Y como que –también- le encontraba explicación a las cosas que me pasaban. De hecho le sorprendió mucho el incidente del perrito y cuando platicábamos de noche en la cocina si me llegaba a decir “ay ya vámonos a platicar al cuarto porque ya no me estás viendo a la cara otra vez” (o sea que si notó que no quería ver de reojo el espejo atrás de ella). Una de esas noches llegué y vi una sombra en la sala (me pareció un mundo que estuviera la luz de la sala prendida). Cuando entré –iba por ella para invitarla a una fiesta- la encontré cenando cereal en la silla más alejada de la sala. Me dijo bien seria “no manches, vi a una sombra en el espejo… ya lo vi yo también”. Le pregunté si había alguien más en la casa, me dijo que no. Le pregunté si se había parado en la sala minutos antes, me dijo que no. Nos sentamos (ojos bonitos y yo) a acompañarla a cenar y nos fuimos a la fiesta.
Cuando Isis dejó de vivir allí entré en depresión y no duré ni dos meses en la casa. No recuerdo si volví a ver al espejo, lo que si recuerdo es que nunca lo toqué.
lunes, 12 de abril de 2010
3 veces 3
Chido este fin ¿eh?
Creo que ya empezamos a surtir efecto.
lunes, 29 de marzo de 2010
Las tres hermanas fatídicas
Tipos de Brujas (3) Las tres hermanas fatídicas.
Herederas de antiguas diosas que predicen el destino de los hombres. Algunas suelen ser caníbales y peligrosas como las Grayas (Dino, Enio, Pefredo; que simbolizan el temor, el horror y el pánico) que le indican a Perseo como vencer a Medusa. Otras como las Moiras griegas o Parcas romanas (Cloto, Láquesis, Átropos; que significan nacimiento, vida y muerte) son tan temidas por hombre y dioses ya que tejen y destejen el destino de todos ellos; igual pasa con Nornas (Urd, Verdandi, Skuld; que significan el destino, lo que pasa y lo que será) que cuidan las raíces de Yggdrasill, el árbol del mundo, donde Odín se colgó para obtener sabiduría. Herederas de esas antiguas diosas tenemos a muchas brujas, como las de Macbeth (1606) de William Shakespeare, donde tres viejas en el bosque le predicen al futuro rey escocés su subida al trono y su posterior caída.
lunes, 8 de marzo de 2010
miércoles, 3 de marzo de 2010
Desahogos del día
- No sé si pueda ir a ver a J. u.u
- Porque la jefa hoy mostró ser poco humana e insensible.
- Me da tristeza que haya gente que sólo vive para el trabajo.
- La compañera Peggy no me quiere y ni siquiera es capaz de verme a los ojos (eso me da risa).
- Feliz porque parece que hay esperanzas del otro trabajo.
- "El universo no me quiere en este lugar" Kuruni.
- Poco a poco reaparece el cumbiero intelectual.
- He sobrevivido a esta ciudad.
- Porque mi madre me dijo que ya soy ahora sí una mujer madura.
- Quiero mucho a mis sises.
- Todo se acomoda poco a poco.
- Por fin ya fumo menos.
- Dany is dying en mi mente y pronto hasta en mis textos.
- No todo se hace por dinero...
- Se debe aguantar un rato por las transiciones de un hogar a otro... ej.. ciertas rumis feas que se portan mal con mi sisi.
- Porque a pesar de todo... en el camino andamos, aunque nuestro destino sea rodar y rodar.
domingo, 28 de febrero de 2010
Porque son ellos los que tienen que hablar
No entiendo no entiendo no entiendo.
Primero se hacen los que no te ven, los que no se emocionan de verte, los que no han estado en sus momentos de soledad esperando saber de una, los que te ven como una buena amiga más, los que quieren hacer como que te perciben como una mujer pasajera...
Pero una sabe que no es así. Bueno, he aquí la respuesta a la pregunta:
¿Entonces por qué si ya sabemos lo que sienten no hacemos algo?
R: Porque esperamos que ellos lo hagan, porque si no son capaces de luchar por algo tan sencillo, fácilmente podremos creer que les falta carácter o decisión para otras cosas más difíciles de la vida. Queremos un compañero que no tenga miedo de sentir, ni de admitirlo, pues la vida es hermosa, pero en la realidad se puede tornar TAN difícil, que tener a alguien que ni siquiera puede tomar el teléfono y decir: me importas y te quiero, pues por supuesto que pensaremos que en lo demás serán también incapaces, es algo como instintivo.
Así de simple, señoras y señores. Y de aquí en adelante, nada de esperar... que el que quiere algo lo puede conseguir.
miércoles, 27 de enero de 2010
No sólo es su nombre en mi cabeza...
Cada vez empiezo a creer más en el poder de la magia que no sé por qué, pero me rodea...
Su nombre me agobiaba, hasta que apareció...