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sábado, 3 de marzo de 2012

Como que me quiero azotar y no puedo.



Este día fue todo shalalá hasta hace diez minutos. Ahora escucho Breathe Me para disfrutar mi agüite como he disfrutado el día de hoy... y no puedo. No tengo 24 años. Soy frágil y sensible pero a la vez no. Bien raro. Digo, todos muy en el fondo queremos gustar a los demás (o a los que nos gustan o a los que les respetamos los gustos) pero whatever. 


(sí, whatever... no me puedo azotar jaja o_O, no se si porque es hoy o qué).


***


Me gradué de chicana, no entraré en detalles pero hoy me pintaron-peinaron-fotografiaron y pena mil y soy tímida pero fue para seguirle la onda a alguien que amo y.eso.no.me.avergüenza.


Pero quiero comentar dos cosas interesantes...


La primera fue una conversación que me tuvo en modo-estrés medio día. Una de las personas que estaban trabajando (miss 24) me contó mi peor pesadilla (a mi no pues, a todo mundo). ¿Nunca han estado como platicando entonces alguien dice algo que suena como una campanita de alerta en tu interior ding-ding-ding-DING!!!? Pues así, pero en un dejávú (porque era uno y otro y otro y otro):


- Mi esposo quiere que trabaje pero yo estoy todo el día en la casa.
- Cuando me casé no lo amaba tanto pero era mejor novio que mi ex que me ponía el cuerno en mi cara.
- Yo no me quería embarazar luego luego pero el me insistió hasta que tuvimos a la niña.
- La vecina es una LOCA o sea mete hombres en su casa y yo no estaba a gusto porque se salía a la calle a pistear con mi esposo y sus amigos y o sea yo en la ventana.
- Y o sea claro que la vieja estaba mintiendo, porque ¿verdad que tu sabes cuando te mienten?
- Y es que si debería trabajar porque pues igual y si es importante hacer algo.
- Porque yo no quiero ser divorciada y pues es que mi hermana es divorciada y cuando eso pasa los hombres nada más te buscan para una cosa.
- Yo no tengo facebook porque soy muy celosa y le dije que si hacíamos un facebook juntos y dijo que no.


and so on.


Curiosamente me cayó superbien... mi desesperación es que la gente que trae ese esquema no es "mala" sino ignorante, es lo único que conoce. En fin.


En una de esas salió al quite otra mujer (ya en sus cuarentaymuchos) que se le notaba que tenía un carácter de la chingada pero también me caía de entrada superbien (insisto que no se que traigo hoy).


Después de platicar, la amé. 


Después de que le dijo a persona 1 que era muy jóven y que los hombres mienten- te falta mucho por vivir (yo nomás comenté que ese detector de "sabes cuando te mienten" no me funcionó en el pasado y ya no confío) nos quedamos platicando, de todo.


Todo empezó porque dijo que en general los mexicanos norteños son unos güilos y que los del sur son menos machistas y yo ah-ah. Claro que no. Y ella -Claro que sí.


- He vivido en Guanajuato, Jalisco, Durango, etc, y conozco gente de aquí y aquí y aquí.
- He vivido en Jalisco, Guanajuato, SLP, etc y conozco gente de aquí y aquí y aquí.


Y de pronto, (porque mi punto no era alegarle que los chihuahuitas son unos cabrones -que lo son- sino poner el punto que SLP y Jalisco no se parecen mucho en eso) empezamos a hablar de todo.


- De lo dificil que es romper esquemas. De sus hijos, de sus nietos. De que su carácter del nabo la salvó de .... (inserte aquí un matrimonio y primer hijo a los quince) y que chingadamadre porqué no sabía hace tantos años lo que sabe hoy (porque hay tantos caminos que se tienen que tomar para llegar a donde está uno). De México (y lo padre y no padre de sus contrastes), de libros, de drogas (desde el horror de la guerra en México hasta María Sabina ¿Y cómo se llama el autor ese inglés que publicó....?), de vivir y conocer... de conocerse a uno (y a veces que como que no te soportas). 


Es superdificil conectar la conversación porque fluyó chingonamente y sin censura o miedo o whatever. Simplemente fluyó y amo cuando me pasa eso. Antes (cuando era más confiada) me pasaba más seguido. Extrañaba eso. Luego la interrumpió la chamba y regresé a casa con un poquito más de convicción en mi cabeza.




 Y pestañas postizas.



martes, 4 de octubre de 2011

La libertad

Hay personas que son libres y no puedes aferrarte. Hoy me enteré de algo bien loco. Pues es libre, siempre lo fue.



Siempre lo fuimos.

martes, 15 de febrero de 2011

La vie en rose


Este fin, me visitaron mis papás. Fuimos a Tepoz.
En el mercado, a medio día, de la nada un acordeón
empezó a adornar el ambiente con "la vie en rose".
Y amé tanto, tanto, tanto esta vida...

domingo, 6 de febrero de 2011

...

Ana Marinera tenía un novio en cada puerto. Hasta que conoció a Juan Pirata.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Hasta los superhéroes tienen miedo.

Tenías miedo y lo tienes ahora. Esa misma “timidez” mezclada con conformismo, esos pensamientos perturbadores, revueltos, hechos bola dentro de ti. Esa cerrazón extraña.

La primera noche que pasamos juntos me abriste el corazón de par en par, me contaste secretos profundos, dolores pasados. Quizá pensabas que no volverías a verme, que sería lo pasajero, quizá dijiste todo sin darte cuenta porque tenías años dándole vueltas.

Hoy, siendo yo la persona en la que más podías confiar, simplemente decidiste elegirme a mí para cerrar la puerta, justo como lo hiciste la otra vez, con promesas de no volver a hacerlo.

Pues bien, lo hiciste. Te creí. ¿Qué puedes pedirme ahora?

jueves, 28 de octubre de 2010

Oh, but you lie to me each time you can
and you say bad things 'bout me everyday
and you like to think I'm not okay
how dare you to say we're "friends"?

domingo, 19 de septiembre de 2010

Fantasmas en mis suenos

Bueno ahora quiero escribir mis suenos que he tenido, porque es la manera de más o menos llevar un regsitro de las cosas que me han pasado. Como saben, en el DF pasé por muchos de estos fenómenos.

Aquí en Québec me quedé a dormir en casa de una amiga francesa, más bien un depa de dos recámaras. Era su primera noche ahí, por lo que un amigo mexicano "lo estrenamos" junto con ella.

Esa noche soné que un chavo me decía que su padre lo golpeaba y que se sentía muy mal por eso, que ya no quería vivir. Abro los ojos, despierto, los vuelvo a cerrar. Siento cómo alguien como agazapado empieza a gatear sobre mí. Será Sergio -pensé- que seguro me quiere asustar. Abro los ojos. Sergio duerme y mi corazón palpita a mil. No pude dormir más por lo que cerraba los ojos de repente, luego los cerraba.

Al día siguiente, al mediodía, le cuento a Sergio lo que sonié y vi, sin que nos escuche Sousou, que es quien renta ese departamento. "Qué raro" me dice Sergio, yo también durante la noche tuve la sensación de que alguien adulto estaba junto a la cama, mirándome.

No dijimos más.

Ayer, de nuevo. Estoy sonando, pero siento que no es as­­í. En el suenio, estoy con mi mamá y mi tía tomando un café. Mi mamá siente un escalofrío en el brazo y dice "ay, no otra vez de nuevo", pero no ve nada. Yo sí puedo ver, es un ninio chiquito, que juega y de repente toca a mi mamá. Es blanco, pequenito, sonriente. Tiene el pelo como de honguito. Empiezo a hablar con él.

- Hola. Estás jugando?

-Sí.

-Cuántos anios tienes?

- 35.

- Mmmmh... Hace cuánto que no ves a tu mamá?

- 32 anios.

-Sabes por qué es tanto tiempo?

- No.

-Sabes que tal vez estás muerto?

Hace una mueca como expresando que no entiende lo que le dije. Trato de pensar en una manera de explicarlo, pues tiene la madurez de un ninio de tres anios.

- Mira, ves que los árboles son verdes, tienen hojas? Es porque están vivos. Pero si los sacas de la tierra, entonces mueren, se hacen secos, ya no tienen hojas. Quizá es lo que te pasa a ti, pero no lo sab­­­ías.

En eso, una puerta se abre a mi derecha, pero yo no puedo ver, me volteo de espaldas. El ninio no está más ahí. Él se fue.

Despierto, mi corazón late aceleradamente y siento mucho miedo. Tengo muchas dudas de lo que pasó en el suenio, porque lo sentí más real que cualquier cosa cotidiana. Mi roomie me dice que ella también llevaba dos noches sonando un nino, pero lo relacionaba con el embarazo de su hermana. No alcanza a recordar la cara del nino, y dice que no habló con él.

Lo curioso es que antes de que pasara este suenio, yo estoy en un cuarto, que sólo tiene ventanas en la parte superior. Estoy acostada y entra Kuruni, como flotando, y me pregunta que si estoy bien. Le respondo que sí, que estoy bien, pero estaba asustada porque en la ventana veía pasar siluetas de duendes... que corrían. Después entra Karabah, quien sólo revisa el cuarto y después hace como muchos movimientos, pero no me habla.

Creo que ésa es la recámara donde voy a vivir, porque las ventanas eran así, porque está en un tipo departamento subterráneo.

No sé qué signifique todo esto, pero tenía ganas de compartirlo. Creo que ya lo haré más seguido.

miércoles, 21 de abril de 2010

La casa del espejo.

Recuerdo tres cosas de esa casa de asistencia: la viejita intensa dueña de la casa, el llanto de un perro y un espejo.

Llegué a ese lugar a compartir renta (y cuarto) con mi amiga Isis, mientras pasábamos nuestro semestre de prácticas en un pueblo. Aunque teníamos distintos horarios (ella salía más temprano mientras yo ñoñeaba con la tesis o platicaba largo y tendido con un amigo de ojos bonitos) me tranquilizaba mucho tener a alguien conocido en mi vida. Sobretodo en aquél lugar dónde no había nada interesante además de mi trabajo y todo estaba cerrado los domingos.

De vez en cuándo oía a un animal llorar. Yo iba saliendo de una racha que casi me lleva al psiquiatra, entonces asumí que tal vez mi estrés, mi cansancio y mi necesidad de atención y afecto lograron hacer que imaginara ruiditos de nuevo. Temía mucho descontrolarme así que no dije nada. No tenía mucho caso de cualquier modo, ya que –a excepción de los fines de semana- era raro encontrarme allí.

Isis es una buena cuenta cuentos. Podía empezar a contarme sobre los chismes de quién se acostaba con quién en nuestra “universidad chica infierno grande” y terminar platicándome una película. Entretejía las historias sin darse cuenta y, dos horas después volvía a su cuento original. Yo le ponía toda mi atención excepto cuándo nos quedábamos platicando de noche en la cocina de la casa.

La dueña era una viejita costurera, por lo que no me pareció raro que tuviera un espejo de cuerpo entero en la sala, al lado de la puerta. Era de madera oscura pero muy cuidadito, sin adornos. Isis me hizo notar que estaba acomodado de tal manera que la señora (que era una viejita intensa y tacaña) desde su máquina de coser pudiera vigilarnos en la cocina o en la sala. Sin embargo, esas noches que yo me quedaba cenando con Isis y platicando hasta madrugada, a pesar de que la señora no estaba allí yo me seguía sintiendo observada.

Mi rutina en esa nueva casa se generó rápido, y siempre se me olvidaban mis miedos tontos hasta que llegaba a la casa. Así llegara a las diez de la noche o a las dos de la mañana, siempre estaba todo oscuro. La señora nos insistía mucho que la última pusiera la cadena y siempre que me daba la vuelta tenía la tentación de verme de reojo en el espejo. Me entraban unos nervios espantosos y me subía las escaleras corriendo (pero en silencio porque la señora en todo estaba).

Un fin de semana de aquellos, desayunando, volví a escuchar al animal llorar. Isis me dijo: pobre perrito, ya tiene mucho llorando. ¿Te deja dormir? (o sea, no estaba loca, si existía un llanto). Nos subimos a la azotea a buscarlo y allí estaba: un cachorro grande con los ojos tristes en un techo. Lo miré y le pregunté ¿Porqué lloras? Sentí mucha tristeza y una lágrima salió por mi mejilla. El perro se quedó seriecito. Estaba lejitos pero pude ver sus ojos y percibí que se sentía solo. No lo volví a escuchar llorar y aunque siempre tuvimos la espinita de buscar la casa para ver si le faltaba algo no recuerdo porqué no lo hicimos.

Pero como que se me quedó que no imaginaba cosas y me sentí más envalentonada para enfrentar cualquier cosa rara que volviera a percibir. Otra de esas noches mientras Isis me contaba completita la película del Hombre Bicentenario volví a percibir el espejo detrás de ella y me animé a mirar. Y vi una sombra reflejada. Allí estaba asomándose por el lado derecho. Quise encontrarle forma a cualquier luz o sombra que estuviera haciendo efecto pero no había nada, y esa cosa se movió y yo la vi y supe que vio que la vi. Entonces me quedé como friqueada. Pero no dije nada.

Para mi suerte, Isis también era perceptiva y tenía un background que la hacía creer. Y como que –también- le encontraba explicación a las cosas que me pasaban. De hecho le sorprendió mucho el incidente del perrito y cuando platicábamos de noche en la cocina si me llegaba a decir “ay ya vámonos a platicar al cuarto porque ya no me estás viendo a la cara otra vez” (o sea que si notó que no quería ver de reojo el espejo atrás de ella). Una de esas noches llegué y vi una sombra en la sala (me pareció un mundo que estuviera la luz de la sala prendida). Cuando entré –iba por ella para invitarla a una fiesta- la encontré cenando cereal en la silla más alejada de la sala. Me dijo bien seria “no manches, vi a una sombra en el espejo… ya lo vi yo también”. Le pregunté si había alguien más en la casa, me dijo que no. Le pregunté si se había parado en la sala minutos antes, me dijo que no. Nos sentamos (ojos bonitos y yo) a acompañarla a cenar y nos fuimos a la fiesta.

Cuando Isis dejó de vivir allí entré en depresión y no duré ni dos meses en la casa. No recuerdo si volví a ver al espejo, lo que si recuerdo es que nunca lo toqué.