viernes, 26 de marzo de 2010

Dany Bob IV

La primera vez que lo vi estaba ebrio, seguro ni lo recuerda. Paseaba de aquí para allá, tomaba cerveza sin cesar sin siquiera mirar a su alrededor. Mientras, yo bebía un Absolut sentada junto a una de mis amigas. No le puse gran atención aunque me pareció atractivo desde el principio. Ciertamente su encanto disminuía mientras avanzaban las horas.

A las 2 de la mañana se fue mi amiga, me quedé ahí por curiosidad, mirando desde la puerta trasera, fumando un cigarrillo mientras se escuchaba a lo lejos Modern romance. Salió a orinar, sin reparar en mi presencia. Dany canturreaba inconscientemente cuando de repente cayó a mis pies. Qué hacer. Disimuladamente volví a entrar para pagar mi cuenta e irme como si nunca hubiera visto nada. Sus amigos o por lo menos acompañantes se habían ido. Entró la policía de manera súbita. Salí de nuevo y prendí otro cigarro, pero ya no se encontraba Dany en el suelo, por lo que comencé a caminar por el callejón hacia la calle.

- No digas nada, no hagas ruido- fueron las primeras palabras que Dany me dijo en mi vida, mientras cubría suavemente mi boca con un pañuelo -No te voy a hacer nada, sólo necesito que no grites, y que no regreses al bar, podrían seguirme.
Nos subimos a su motocicleta, una Harley, dejé mi coche a dos calles, pero era más fuerte la sensación de ir con él, es una sensación que no he perdido incluso ahora, incluso con las circunstancias actuales. Todo el recorrido mi mente estaba en blanco.
Llegamos a un negocio, un local cualquier con cortina de acero.

- Espero que no te moleste pasar la noche aquí. Mañana serás libre, lo juro.

El primer piso era una tienda de ropa, común y corriente. Entre la oscuridad sólo distinguía eso. Subí las escaleras aferrada a la pared, detrás de mi secuestrador; prendió la luz y sólo había un colchón en el suelo, eso y un sofá al rincón. Evidentemente era su refugio. Agobiada me recosté en el colchón matrimonial y ni siquiera percibí en qué momento durmiós, ni dónde, pues sólo escuchaba su voz lejos, hablando por teléfono en el piso de abajo.

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